Introducción
En este capítulo desarrollaremos el asunto de las formas de expresión artística,
es decir: las figuras poéticas y los tropos. Son tan importantes que muchos
autores consideran que la poesía no se define sin ellas, y la calidad de los poetas
en gran medida se centra en su capacidad para emplearlas.
Debido a la duración planteada para este curso, no agotaremos el tema, sino
que hablaremos brevemente de varios de ellos. Podés profundizar consultando
páginas de poética y retórica, donde se ven todas las figuras, tropos y su
clasificación.
Las figuras junto con los tropos constituyen, dentro del ámbito de la
retórica, uno de los constituyentes básicos del «ornatus retórico», el
principal de la «elocutio».
Una figura poética o más precisamente literaria o retórica implica una
manera no convencional de utilizar las palabras de forma tal que, aunque se
usen sus acepciones habituales, tienen algunas particularidades fónicas, gramaticales
o semánticas que las alejan del uso habitual, resultando mucho más expresivas.
Se dividen en dos grupos: las figuras de dicción y las figuras de pensamiento.
Los tropos en cambio implican la sustitución de una expresión por otra
cuyo sentido es figurado. Proviene del griego «τρόπος», que significa
«dirección». En definitiva, el tropo es una expresión que se desvía de su
sentido original para adoptar otro.
Las figuras poéticas
Veamos algunas de las figuras, todos los ejemplos son de nuestro autor;
así que, si fallan, pueden mandar un correo recriminándole, pero sólo en versos
endecasílabos. Las más usuales son:
1. Figuras de dicción: son las que alteran la forma, es
decir la sintaxis habitual o las palabras de una frase, aunque
circunstancialmente puedan alterar el sentido. Se dividen a su vez:
·
Figuras de
transformación o metaplasmos: son figuras que en la lengua ordinaria
podrían ser consideradas incorrectas. Podemos mencionar:
o
Prótesis: consiste en agregar un fonema
al comienzo de una palabra. P. ej. “emprestar”
en vez de “prestar”.
o
Epéntesis: es el agregado de un fonema en
el interior de la palabra, generalmente para producir neologismos o préstamos
de palabras extranjeras. P. ej. “encacaminar”
por “encaminar”.
o
Paragoge: consiste en agregar un fonema
al final de una palabra, fue muy usado este recurso durante el siglo de oro. P.
ej. “felice” por “feliz”.
o
Aféresis: es quitar un fonema al comienzo
de una palabra. P. ej. “lota” en vez
de “pelota”.
o
Síncopa: es la quita de un fonema interno
de una palabra. P. ej. “llamiento”
por “llamamiento”.
o
Apócope: se suprime un fonema al final de
la palabra. P. ej. “cumple” por “cumpleaños”.
o
Diástole: es adelantar el acento de una
palabra. P. ej “cálor” por “calor”.
o
Sístole: es atrasar el acento de una
palabra. P. ej. “caminitó” por “caminito”.
De
este tipo son las licencias poéticas que vimos en el Capítulo 3.
·
Figuras de
repetición: consisten en emplear alguna estructura como un fonema, palabra,
frase, etc. que fue anteriormente usada, sin necesidad de ser exacta. Podemos
mencionar:
o
Anáfora: la repetición del comienzo del
verso en uno o varios subsiguientes: “Triste
destino del campo/Triste lamento del gaucho”
o
Anadiplosis: la repetición del final del
verso en el comienzo del siguiente. P. ej. “Cuán
hermoso fue tu sueño/ tu sueño que fuera inmenso”
o
Epanadiplosis: es cuando se repite el
comienzo al final (o cerca) del verso. P. ej. “Tu sueño, Capitán, es sueño
nuevo.”
o
Polisíndeton: es la utilización en uno o
más versos de más conjunciones de las utilizadas habitualmente en el lenguaje
normal. P.ej. “Tuve frío y hambre y miedo
y sueño”
o
Paronomasia: consiste en usar palabras de
sonido similar, pero de significado distinto. P. ej. “peca quien pica poco o mucho el pecho ajeno”.
o
Políptoton: utilizar varias formas de la
misma palabra cambiando flexiones. P. ej. “Sufrió
cuando sufrí la pena que sufriera” o “La
Jefa de los jefes de la jefatura”
o
Diáfora: usar una misma palabra de
significado diferente en la misma frase, quedando clara la diferencia. P. ej. “El cálculo que hice el otro día / dice que su cálculo renal saldría”
o
Antanaclasis: usar una palabra con
significado ambiguo y que dependa del oyente la interpretación. P. ej. “La cara nunca seca quedaría” no se sabe
si habla de una moneda o de un rostro.
o
Parison: consiste en la repetición en
varias frases de la misma estructura sintáctica. P. ej. “Tú mi amigo más querido / Tú mi enemigo más odiado”.
o
Correlación: es la semejanza estructural
provocada por la colocación simétrica de palabras en el interior de las frases.
P. ej. “Quedo pelo negro / larga barba
blanca”.
o
Paralelismo semántico: repite la misma
idea o ideas similares con palabras distintas. P. ej. “Tocan las hojas del otoño el piso / abril de acera y restos vegetales”.
o
Quiasmo: consiste en cruzar dos
ideas paralelas y opuesta. P. ej. “Supe
tener todo cuando fui nadie / Ahora que soy alguien poseo nada”.
o
Retruécano: es la repetición de una frase
en sentido inverso, un tipo de quiasmo en el que además de intercambiar el
orden de la frase, también se intercambian las funciones sintácticas de las
palabras. P. ej. “Tarde para caer / al
caer la tarde”
·
Figuras de
omisión: consisten en suprimir alguna estructura necesaria para la frase
para hacer más liviana la misma. Podemos mencionar:
o
Asíndeton: se trata de la supresión de
los nexos que habitualmente hay en una enumeración, cambiándola por una coma.
P. ej. “Caserío, viento, valle, nieve,
cerros / no detendrán mi ansia de partir”.
o
Elipsis: es la supresión de una
estructura necesaria para la frase pero que se sobreentiende por el contexto.
P. ej. “Nadie salva de la peste; / él, el
alma moribunda”, en este caso se suprime el verbo “salva”.
o
Silepsis. utiliza una misma palabra con dos
significados distintos, por lo que se omite una de las dos. P. ej. “Juan degolló el vicio de un cuchillazo /
matando al amigo que lo espoleaba”. El verbo “degollar” se usa en el
sentido figurado de terminar el vicio y en el literal de cortarle el cuello a
una persona.
o
Aposiopesis: deja incompleta una frase
para destacar lo que no se dice, se suelen colocar puntos suspensivos para
evidenciar la intención. P. ej. “Tan ciertamente
a conciencia mostraba… / las ventanas muy limpias sin cortinas”. Claramente
habla del exhibicionismo de una persona.
o
Paralipsis: se declara pasar por alto
algo, cuando de hecho se usa para destacarlo. P. ej. “No hablaré de la mítica belleza / de Hera nívea, boca de carmín”.
o
Braquilogía: es el empleo de una
expresión corta equivalente en lugar de otra más complicada. “No sigan nunca el barco perverso / malditos,
los que catan su trayecto”. En el primer verso se suprime “con la mirada”, el segundo verso hace
que se sobrentienda esto.
·
Figuras de
posición: son aquellas que alteran la posición natural de la estructura de
la oración. Podemos mencionar:
o
Hipérbaton: utiliza las mismas palabras
cambiando algunas de posición, sin alterar el sentido de la frase correcta
original. P. ej. “En silencio, cavar la
tumba” por “La tumba cavar en
silencio”.
o
Tmesis: se trata de intercalar otra palabra
entre las partes de una palabra compuesta. “En
pos la co-jocosa-operación / de los vecinos, bailaron por el barrio”.
o
Sinquisis: es la alteración total del
orden lógico de la oración pero que permite aun rescatar el sentido. “El tomaremos poder grande es que nuestro”
por “Tomaremos el poder grande que es
nuestro”.
2. Figuras de pensamiento: son las que alteran el
significado o sentido de una frase. Se dividen a su vez:
·
Figuras de
amplificación: son las que aumentan el tamaño o la idea del poema. Podemos
mencionar:
o
Expolitio: es hablar de lo mismo, en
general, ampliando detalles sin dar la impresión de que lo sea. P ej. “La vieja casa de Rojas / entre paredes
vencidas / con sus ventanas perdidas / y de tristes tejas flojas”.
o
Interpretatio: es la ampliación de un
concepto por el encadenamiento de una serie de sinónimos o frases sinónimas. P.
ej. “Tan bella, de hermosura sin igual/
ángel sin par, de rostro inigualable”
o
Paráfrasis: se da cuando se cita a otro,
en general, para hacer más asequible la comprensión de la cita al reinterpretarla
en forma más sencilla que el original, es decir podría implicar una cita no
literal. P. ej. “Tan sólo en vejez y
violetas muertas / -dijo Góngora en el Siglo de Oro-/ tornando de la belleza el
tesoro / recuerdo vanidoso ante las puertas…” El cuarteto parafrasea el
final del soneto del Capítulo 2. El 4to verso es una aposiopesis que omite “de la muerte”.
o
Isodinamia: consiste la repetición de una
idea mediante la negación de su contrario. Es una combinación de las figuras de
interpretatio y lítotes. P. ej. “Siempre
ciego del tranquilo Sena, / nunca veré el río de París.”
o
Digresión: ocurre cuando se rompe el hilo
del discurso con un cambio de tema. Es un recurso que se usa para salir del
tema hablando de cosas sin relación con aquello que se está tratando; es decir
una especie de discurso delirante. P. ej. “Es
tan vacío ante mí, tan distante / el espacio cabal de tu mirada / aunque hay en
mirar luz involucrada / y su velocidad siempre constante // Michelson con
espejo reflejante / calculó con precisión mesurada, / Einstein la relatividad
teorizaba / con vacío -de luces- fulgurante”
o
Epifonema: en una frase con que se cierra
un verso, estrofa o poema y que resume una idea anterior. Por lo general es una
exclamación tipo sentencia o aforismo, que con frecuencia suele ser un lamento.
“Esta vida nos deja pelagatos. / Todos hablan,
mas poco y nada hacen / todo aumenta mientras tranquilos pacen / por decir:
¡zapatero a tus zapatos!”
·
Figuras de
acumulación: se utilizan para añadir elementos complementarios o anexos a
las ideas tratadas por el poema. Podemos mencionar:
o
Enumeratio: consiste en la acumulación de
conceptos afines, no de sinónimos como en el caso de la interpretatio, según una
cierta escala de importancia. Si va de lo menor a mayor se llama clímax y en
caso contrario anticlímax. P. ej. “He visto lo burlesco, lo irónico, / lo
mordaz, el sarcasmo y lo malvado”, nótese la sensación de tensión creciente que
da el clímax.
o
Distributio: se trata de aplicar a partes
de un poema estructuras del mismo orden que les correspondan, como podías ser
la caracterización mediante sus atributos y distintivos, sin ser tan detallado
como en la expolitio. P. ej. “Siempre el
pensamiento junto al corazón, / la medida de junto a desmesura / la reflexión
junto a la bravura / la certeza junto a la intención”
o
Epífrasis: se añaden ideas adicionales a
la principal, de manera que si fueran eliminadas no se alteraría el sentido de
la frase. P. ej. “Nadie puede bajar la luna bella / con lindas palabras del
negro cielo / ni con discursos crece el ciruelo / ni con canciones brilla la estrella.”
Es claro que los dos versos finales podrían suprimirse, Nuestro autor además
parafrasea a Virgilio: “Carmina coelo
possunt deducere lunam” contradiciéndolo. A las claras, se ven las
diferencias entre uno y otro.
o
Epíteto: es el uso de adjetivos
innecesarios que no añaden ninguna información extra, pero tienen una función
subjetiva o emocional, por lo que acentúa las cualidades propias de lo que
describe. Por lo general, se sitúa antes del sustantivo al que adjetiva. P. ej.
“Dentro, la bravía selva amazónica”.
Nótese que el primer adjetivo “bravía”
es epíteto del que podría prescindirse, el segundo “amazónica” clasifica y por lo tanto necesario, ya que sin él la
selva no sería la misma.
·
Figuras lógicas:
son aquellas figuras que tienen que ver con las relaciones lógicas del poema. Podemos
mencionar:
o
Antítesis: se trata de oponer dos
ideas mediante palabras antónimas o frases de significado contrario, próximas
y de estructura similar. P. ej. “Cuando
más cierta tienes tu ventura / más incierto parece mi albedrío”.
o
Cohabitación: consiste en atribuir a un
mismo sujeto dos conceptos contrarios, de forma tal de resaltar la ambigüedad por
la que pasa. P. ej. “Supe ser viento y polvo
de la senda / que a todo pasa, que en todo queda.”
o
Paradoja: es la unión de dos ideas
que resultan contradictorias, pero que sin embargo pueden estar encerrando una
verdad oculta en su conclusión. La contradicción puede ser real, aunque
mayormente se basa sobre la ambigüedad de ciertas palabras. P. ej. “Cuánto más próximo estoy a tu casa / tanto
más lejos estoy de tu alcoba”.
o
Oxímoron: se trata de utilizar la
yuxtaposición de dos términos contradictorios o incoherentes. Es una figura que
suele crear nuevos significados metafóricos. P. ej. “La insultante cortesía de abolengo / que desprecia habiéndote alabado.”
El oxímoron es “insultante cortesía”,
en cambio, el segundo verso es una paradoja “desprecia habiéndote alabado”.
·
Figuras de descripción:
son aquellas que reflejan la esencia del tema tratado y lo describen
vívidamente. Podemos mencionar:
o Definitio:
es la exposición de los rasgos definitorios de una cosa o persona, de
acuerdo con la impresión producida. P. ej. “Un
imperio es un reino tan extenso / que sus súbditos niegan que los son”.
o
Prosopografía: es aquella que describe
los rasgos físicos y externos de un personaje. P. ej. “Largo, flaco y tiste rocín / el que de Don Quijote fuera”
o
Etopeya: es la descripción de los rasgos
internos, morales, psicológicos o espirituales de un personaje. P. ej. “Niña pura como la flor del jardín /
alimentaba hermanitos con su hambre”
o
Retrato: consiste en combinar la
descripción de rasgos internos y externos de un personaje. P. ej. “Nariz aguileña y cejas pobladas / la astucia
del tahúr en la palabra”.
o
Pragmatografía: es la descripción de
objetos y acciones. P. ej. “La amarilla
zapatilla/ mágica se deslizaba”.
o
Topografía: se trata de describir un
lugar. P. ej. “El mar muerto tan salado/ en
profunda depresión/ no alberga pez ni pescado”.
o
Cronografía: consiste en la descripción
del tiempo en los que se suceden los hechos del poema. “Cierto año por comienzos de centuria / tarde calurosa antes de la
guerra”.
·
Figuras
oblicuas: designan de forma indirecta la realidad utilizando palabras con
su sentido habitual. Constituyen la frontera con los tropos. Podemos mencionar:
o
Perífrasis: es utilizar más palabras de
las habituales para evocar una idea o concepto sin nombrarlo expresamente. P.
ej. “Trepa el carro de Febo en el confín,
/ duerme la reina milonga del Plata”. En cada verso hay una perífrasis: “carro de Febo” por “sol” y “reina del Plata”
por Buenos Aires.
o
Lítote: se trata designar a un concepto
por la negación de su contrario. Por lo general se usa para suavizar la
connotación negativa de algunas palabras. P.ej. “No tiene excesivo porte / si apenas
llega a la ventana”. “No tiene
excesivo porte”, niega a “porte
excesivo” y reemplazaría a “enano”.
o
Paralipsis: consiste en declarar que se
omite o no se toma en cuenta algo para justamente destacarlo. P. ej. “Mas no deseo ya hablar de los horrores / que
ordenara Rey Luis en la Bastilla / embriagada de sangre, alcantarilla, / de
gritos y murientes estertores”.
·
Figuras
patéticas: son figuras que pretenden incidir en el ánimo o afectividad del
oyente, mediante la creación de una suerte de diálogo. Podemos mencionar:
o
Apóstrofe: se trata de invocar con
vehemencia a seres reales o imaginarios. Generalmente suele emplear un tono
patético en modo vocativo (2da persona), ya que busca influir en el oyente para
que se identifique con el personaje comprendiendo sus pensamientos y emociones.
P. ej. “Arrancame las uñas sin esfuerzo /
arañame la cara demacrada / cercename el cogote en la almohada / pero nunca te
olvides de mi almuerzo”. Es claro que a nuestro autor, la comida lo mete en
un estado de emoción violenta.
o
Ecfonesis: busca transmitir una emoción
intensa. En general es acompañada de signos de exclamación y de
interjecciones como “Ah” y “Oh”. “¡Ah mis
musas traicioneras, / que dejáis mis versos mochos! / ¡Oh mal de escribir a tochos
/ y clamar sólo boberas!”
o
Erotema: consiste en realizar
una pregunta sin esperar una respuesta, o bien por estar contenida en la
pregunta o por imposibilidad de encontrarla. Se utiliza para afirmar con mayor
énfasis una idea o sentimiento, dando por hecho que el interlocutor está de
acuerdo. Se suele llamar también pregunta retórica. P. ej. “¿No alcanzamos los límites posibles? / ¿No
jugamos a dioses de la ciencia? / ¿El planeta no ha hecho la advertencia / y
pasamos por laya aborrecible?”
o
Optación: se trata de la expresión
de un deseo vehemente de algo agradable o acontecimiento feliz por
parte del hablante, dirigido a una segunda persona que está claramente en el
discurso. P. ej. “¡Del inhóspito arrullo
de tus sendas / No me apartes jamás, Tierra querida!”. Nótese lo lítote
dentro del segundo verso: “No me apartes
jamás” por “Déjame siempre”.
o
Deprecación: es realizar una súplica,
plegaria o ruego para obtener un fin determinado. P. ej. “¡Ilumíname en esta noche oscura / y concédeme el poema de tus besos! / ¡Vierte
el agua que borre mis excesos, / recítame una estrofa en tu cintura!”
·
Figuras
dialécticas: son aquellas propias de la argumentación utilizada en un
debate. Podemos citar:
o
Concessio: se trata de otorgar la razón
parcial o temporariamente al adversario para resaltar el resto de la propia
argumentación. P.ej. “Decís que no tengo
rumbo/ y digamos que así sea, / mejor andar a los tumbos / que sin nada en la
azotea.” ¡Pardiez, nuestro autor falló en la consonancia de la copla! Nos
contesta que tenemos razón, pero que es tarde y no tiene ganas de corregir…
o
Correctio: consiste en añadir una
corrección o rectificación que contraría a lo que se acaba de decir en el
discurso. P. ej. “¿Hablás de patria, Sarmiento?
/ El pago es partirse el lomo / y soportar con aplomo / los lonjazos del
sargento.”
o
Dubitatio: es cuando se manifiesta una
sincera duda o se la simula para justificar un argumento y evitar
cuestionamientos a causa de ella. También se la llama aporía. P. ej. “Pese a su limitación / y que parece de yeso
/ no dudo en el pan y queso, / lo llevo a la selección”.
o
Comunicatio: en este caso se presentan
varias alternativas ante una situación determinada. Es habitual realizarla mediante
una pregunta retórica o erotema. P. ej. “¿Es
mejor la muerte /o la perpetua cadena / o del desprecio la pena / cuando el
crimen es tan fuerte?”
o
Conciliato: es una forma de argumentar
tal que se toma algo de lo que el otro ha dicho y para repetirlo con un sentido
distinto. Básicamente simula estar de acuerdo para decir otra cosa. P. ej. “Que sabe cantar, no niego / y que en cantar
se entretiene, / así: canto va, canto viene / canta al comisario, ‘el griego’.”
o
Distintio: consiste en exponer la
diferencia entre dos homónimos o sinónimos. En tal caso, actúa a la inversa de
la conciliato, es decir, en vez de valerse de la ambigüedad, la expone. P. ej. “Os arrastráis por querer / estar junto a los
famosos / no reparáis, melindrosos, / que estar no es permanecer.”
o
Símile: compara dos términos que se
asemejan a través de alguna cualidad. Se diferencia de la metáfora porque
utiliza una estructura explícita de comparación, mediante lo términos: “Como”, “Cual”, “Tal que”, etc. P.
ej. “En tú temprana sonrisa / como de claveles
blancos, / suelo ganar la divisa / para cruzar los barrancos.” En la
“sonrisa” de la amada funciona el símile con “claveles blancos”, no así en el
caso de “divisa” que es una metáfora de “retribución”.
o
Argumentum: es la manera de convencer, por
medio de la demostración lógica, que lo afirmado encierra una verdad. Para ello
hace falta partir de ciertas premisas para llegar a una conclusión. No hace
falta que el argumento sea correcto, sino que su estructura sea lógica, dando
así lugar también a las falacias. P. ej. “Qué
trabajo es salud van pregonando / y salud nuestro bien más envidiable, / pues
entonces resulta razonable / que el enfermo se cure trabajando.”
o
Sententia: se trata de demostrar una
verdad profunda con muy pocas palabras. Los aforismos, lo refranes y los
proverbios son tipos de sentencias. P. ej. “En
la ruta no hay despedida / cada cual sigue su camino / cada uno tiene su
destino / cada día tiene su partida.”
·
Figuras de
ficción: son aquellas que tratan sobre cosas imaginarias o imposibles como
si fueran reales. Podemos citar:
o
Prosopopeya: se da cuando se atribuyen
acciones o cualidades humanas a seres vivos, objetos, elementos, inclusive
ideas abstractas. P. ej. “Pobre loro que
valiente / luchó con el vil manzano / tras cayera de sus manos / un fruto rojo
y doliente “
o
Sermocinatio: consiste en hacer hablar a
un personaje mediante un discurso dirigido a sí mismo a otro personaje, que
bien podía ser un objeto de ficción. P. ej. “Fui a contar las estrellas del cielo / pero ellas me dicen: «¡Desiste tonto, / »somos incontables!» «Callaos bien pronto,» / les respondo, «sólo
sé de mi anhelo.»”. Bueno, acá parece que nuestro autor tuvo
sobredosis de encabalgamiento.
o
Idolopeya: se utiliza para hacer hablar a
algún personaje muerto. P. ej. “Pregunté
a Boecio por filosofía / «Ah, hijo:
¿no has leído mi tratado? / »Diosa que han los hombres maltratado / no
obstante, nos consuela noche y día »”
o
Percontatio: se trata de un diálogo
imaginario entre el autor y su interlocutor, en tal caso el autor se habla y
contesta como si fuera el otro. P. ej. “Dirías:
«¡Nunca ganan las tortugas!» / «Aquiles no la alcanza», digo atroz / «y
tú: Imposible, Aquiles es veloz.» / «Gana ella a pesar de sus arrugas.»”
Los Tropos
Los tropos sin lugar a dudas son los reyes de la poesía, tanto que no se
la concibe sin ellos, inclusive cuando la sobriedad y economía del poeta nos
noquea por aburrimiento. Es que existe en cada poeta la secreta convicción que,
a través de estos entramados de la lengua, se conseguirá expresar algo que
nunca antes – o al menos no de esa forma- había sido expresado, una suerte de
revelación profética o algo así. En tal sentido, muchos atribuyen
características extraordinarias a los tropos.
En el pensamiento clásico los tropos de la Retórica buscan el movimiento
de la voluntad, es decir, convencer de los argumentos propios y rechazar los
argumentos contrarios. En poesía, aunque su forma es la misma, su fin es
estético. Mucho se ha discutido a este respecto y la discusión sigue abierta
aún hoy en día. Lo que podemos afirmar, es que no ha habido ni hay poesía sin
esa aportación de sentido figurado que denominamos tropos.
En su enunciado más sencillo un tropo es eso, el reemplazo de una
estructura lingüística por otra que cambia su sentido. Lo maravilloso no sólo
es que el hombre es capaz de decodificar esa figuración, sino que sentir placer
al lograrlo e inferir otra realidad detrás de la trama de lo evidente. Entre
ellos podemos mencionar:
·
Metáfora: consiste crear una relación
imaginaria entre dos términos, que es sustituta de una real preexistente en,
donde el primero de los términos permanece y el segundo sustituye a otro de la
relación original. Por extensión, el término que permanece se denomina real y
el sustituto imaginario, aunque en sí mismos no lo sean. Para que la metáfora
ocurra el sustituto y el sustituido guardan una equivalencia o característica
común respecto de lo que expone la relación. Si decimos: “Tu piel ébano”, el término real es “piel” y el imaginario es “ébano”
-aunque el ébano en sí mismo sea real-, ya que sustituye a “negra”, “fragante”, “hermosa”, “brillante”, etc. que están en relación
real con piel. En este caso, el término imaginario tiene una relación de
calificativo respecto del término real y, a pesar de ser “ébano” un sustantivo, actúa como adjetivo porque justamente reemplaza
a uno o varios de estos. Nótese que no es cualquier relación calificativa; el ébano
no podría describir una piel blanca, salvo irónicamente. Puede haber metáforas
paradójicas, si digo “El unicornio incendiaba/
el suelo tras su andar”, “unicornio”
es el término real -aunque el unicornio es un ser imaginario- y “incendiaba el suelo” -un predicado
verbal muy real- imaginario, ya que es sustituto de “corría”. En este caso, la distancia es muy corta respecto de las
figuras de interpretatio, expolitio, o perífrasis entre otras. La diferencia
estriba en la construcción de una relación imaginaria o no.
La
metáfora se considera pura cuando sólo está presente el término imaginario, e
impura cuando están ambos. Nada impide que una metáfora sea termino imaginario
de otra metáfora de orden superior, se crearían así metáforas anidadas, aunque
les recomendaría que al principio sean bastante cautos.
·
Metonimia: es cuando se genera un a
sustitución de una cosa por otra que está relacionada con ella, ya sea por causa
o dependencia. La más comunes son: causa-efecto, anterior-posterior, contenedor-contenido,
autor-obra, etc. las sustituciones en general funcionan para ambos lados. P.
ej. “Está casa fue pronto desgraciada”.
Por “Los habitantes de la casa sufrieron
un oprobio”, “casa” en este
ejemplo sustituye a los “habitantes de la
casa” en relación de posesión por poseedor, y “fue desgraciada” por “oprobio”
en relación efecto por causa. Otro ej. “La
carne es débil dijo / y tomó otro vaso de vino”, en este caso la metonimia
reemplaza “carne” por “cuerpo” es decir la materia por el
objeto, y “vaso de vino” por “vino que estaba en el vaso” es decir el
continente por el contenido. Nótese que a diferencia de la metáfora no hay una
relación de nuevo orden entre los términos, que podría contener en sí misma
nuevos significados, sino una relación preexistente donde se sustituye un
término por su contraparte.
·
Sinécdoque: se sustituye un término con
otro con el que guarda una relación de inclusión. Las más comunes son: parte-todo,
género- especie, singular-plural, especie -individuo. P. ej. “Tengo que alimentar tres bocas”, por “Tengo que alimentar tres personas” parte
por el todo. Otro ej. “El hombre surcó
los mares”, por “La raza humana surcó
los mares” individuo por especie. La sinécdoque está muy relacionada con la
metonimia y muchas veces es difícil diferenciarlas, ya que su mecanismo de
sustitución es el mismo. Por ello muchos las consideran la misma cosa. La
diferencia estriba en el tipo de relación que utiliza cada una, la sinécdoque
implica la inclusión de lo uno en lo otro.
·
Símbolo: consiste en la sustitución de un
objeto concreto que representa algo abstracto o más genérico. El símbolo
funciona, es decir es entendible, por convención entre la gente dentro de la que
opera. P. ej. “La dama ciega de balanza y
espada” por “justicia”. El
símbolo difiere de la metáfora, ya que, no media un término imaginario, sino
por lo general uno abstracto, además es ampliamente conocido y tiene una
representación concreta, no es invención del poeta, mientras que la metáfora
debería ser un producto original.
·
Sinestesia: Es la atribución de una
sensación a un sentido distinto del que la produce o a una idea abstracta o a
un objeto que no posee la cualidad de la que se habla. P. ej. “Tu amarga mirada silenciosa”, atribuye
al acto de mirar una cualidad gustativa “amarga”
y una auditiva “silenciosa”.
·
Alegoría: es una representación compleja
figurada, por medio de una sucesión coherente de tropos, mayormente metáforas,
de forma tal que cada componente original es explicado por un sustituto que
guarda relación idéntica con los otros componentes sustitutos tal como la
guardaban los originales entre sí. P. ej. “En
el solo mar/ muchos peces nadan / muchas olas pasan / y los barcos van”,
esta podría ser una alegoría de la soledad de la vida actual, que es comparada
con un mar solitario paradójicamente lleno de cosas. Los peces representarían a
la multitud que pasa cerca nuestro sin mayor contacto, las olas podrían ser a
las modas, y los barcos sustituyen a la idea de los sueños que no nos atrevemos
a cumplir. Debe notarse que las relaciones entre: mar-peces-olas-barcos es de
naturaleza idéntica (bajo cada relación) a la que guardan: vida solitaria-
multitud- modas – sueños incumplidos. En esta verosimilitud es que descansa el
acierto o no de la alegoría. Es por ello, que es la más compleja y laboriosa de
las figuras. Podría afirmarse que todo poema es, en el fondo, una alegoría
mejor o peor lograda.
Algo de práctica
Veamos un ejemplo algo más completo que nos manda nuestro autor para
explicar lo visto con mayor detalle:
En el albo flotar de las palabras
-sangre negra en retazos de respiro-
otra linfa que, en tiempo de un suspiro,
roja espera, esta rota esquela abras.
Y en el viola anunciar de las macabras
grafías, tu helado pecho tenga un giro
y derrítase otro hielo de zafiro
de azur desdén que por mirada labras.
Mas
imposible que tu casa ceda
en el oro brillar de los escudos
y soberana y ama me conceda
nada
más que unos sables rictus mudos.
¡No vista su esperanza verde seda,
si en sinople deseo van desnudos!
Agreguemos dos columnas más, para los tropos y las figuras, a nuestra
multiprocesadora poética y realicemos el consabido análisis. Podría quedar algo
como lo de abajo:
Respecto de la métrica y la rima, vemos que nuestro autor estuvo correcto,
inclusive en la asonancia. Respecto del ritmo es variado y acompaña los climas
del soneto, aunque es predominantemente melódico. Licencia y extrarrítmicos más
o menos, el primer cuarteto es melódico, aunque enfatiza la primera sílaba en
el 2do y 4to verso. En el segundo cuarteto redobla la apuesta haciendo del 2do
y 4to heroicos, en una especie de clímax, que rápidamente desciende en el 1er
terceto en donde usa en los versos 1ro y 3ro el sáfico, para trepar en el 2do
del 2do cuarteto a heroico para terminar melódico. Estos movimientos de subida
lenta, bajada abrupta para trepar al final dotan fuerza y realzan al retruécano
final de los versos 2do y 3ro.
Respecto de las figuras y tropos notamos la sobrecarga de ellos (y por
ende de sentido) que tiene el soneto, haciéndolo prácticamente barroco. No es
un poema para esta época, adolece de falta de sobriedad, practicidad y economía
propias de nuestra cultura utilitarista. Realmente es un rompecabezas para el
lector común, inclusive puede serlo para uno entrenado. Prácticamente todos los
versos tienen una o más figuras, uno o más tropos que establecen complejas
relaciones no evidentes en la primera impresión; lo que requiere una escucha
más atenta. Es que los poetas gustan de estos enigmas y cuando utilizan ciertos
tropos o estructuras sintácticas especiales, nos hablan de la importancia de la
frase respecto del resto. De alguna manera ningún poeta resiste que no se lo interprete
(aunque declare lo contrario) y deja pistas -aquí y allá- para que
reconstruyamos el sentido original, a veces a lo largo de varios poemas. Esto
es muy claro cuando se lee un poemario o una obra completa, los poetas siempre
vuelven a las ideas que los obsesionan.
En principio, vemos que en el primer verso el término imaginario “el albo flotar”, sustituiría a “la escritura sobre la hoja” o algo
parecido, pero como se encuentra el término real “palabras”, es una metáfora indirecta. El verso 1ro forma un parison
(estructura sintáctica idéntica) con el 1ro del segundo cuarteto y el 2do del
terceto 1ro, y señala así una de las estructuras principales del soneto. El
segundo verso hay dos metáforas directas, primero: el término imaginario “sangre negra” en vez de “tinta” y segundo: “retazos de respiro” podría sustituir a “espacios en blanco” sin que haya términos reales en el verso.
Debe notarse que el término “sangre
negra”, por poético que suene, en sí mismo podría no ser una metáfora como
tal, sino sólo un término imaginario o símbolo, ya que en principio no hay
sustitución de otro término. Podría serlo si, por ejemplo, “negra” es sustitución de otro término
real como por ejemplo “muerta” o “sangre” sustitución de “vino”; pero no hablaríamos de “tinta” sino quizás de otra cosa, salvo
que haya un término que medie ente las dos metáforas. Es que la metáfora
funciona a partir de un término que mantiene cierta coherencia con el resto. No
obstante, la relación ambigua “tinta=sangre
negra” o “tinta=sangre muerta” podría
darle una connotación interesante al poema que, aprovechada por el autor, puede
decir mucho sin mencionarlo. Nótese que en el segundo caso se establece en una
relación entre “tinta” y “muerte”, mediada por la palabra “negra” que es la que permite la metáfora
anidada. Quizás mediante esto el autor nos diga la inutilidad de sus palabras,
que nada significan para quien las lee. Un análisis similar podemos hacer de la
segunda metáfora del verso.
El 3er y 4to verso hablan de la ansiedad y la pasión del autor hacia la
destinataria de la esquela. Es claro que la “otra linfa… roja” es la propia sangre, metonimia de “vida” y
metáfora de “honestidad” tanto como de “entrega total” con que escribió la esquela,
“en tiempo de un suspiro”, es claro
que es una sinécdoque de “tiempo breve” y “suspiro”
metonimia de “doliente” o “sin esperanza”. El 4to verso realiza una elipsis
omite el relativo “que” y “rota” en
sentido de “quebrada”, “doliente”. Ensaya dos aliteraciones “es-pera, es-ta, es-quela” por un lado y
“ro-ja, ro-ta” por otro.
Debe notarse la importancia de los versos 2do y 3ro en los que se establece
un paralelismo, es decir una suerte de equivalencia entre “sangre negra” con “otra linfa”,
que es decir entre “muerte” y “vida”. En tal sentido el discurso reflejaría no
sólo la ansiedad sino también la pasión del autor, ya que por transitividad el
2do verso se hace también paralelo al 4to. De esta forma los espacios en blanco
son equivalentes a la ansiedad de la espera y “rota esquela” es equivalente a “suspiro” ya que podrían sustituir a
“doliente” o “sin esperanza”.
Podríamos lograr así una versión prosaica, entre otras posibles, del primer
cuarteto como la de abajo:
En
la escritura sobre la hoja
expreso
palabras inútiles entre los espacios en blanco
escribí
con total honestidad y espero ansioso (aunque sin esperanza)
con
mi vida, que abras esta doliente esquela que te mandé.
Acá viene lo interesante, noten
que la sustitución pura no expresa lo que el poema dice. Es que la alegoría crea
una relación de dualidad casi de oxímoron entre las sangres: la escrita y la
propia, una negra muerta sin esperanza, y otra roja viva, honesta carcomida por
la ansiedad, donde una es reflejo de la otra. De esto hablábamos cuando nos
referíamos a las características extraordinarias de los tropos: son capaces de
crear sentidos impensados.
En el segundo cuarteto vira el punto de vista, no tanto en la esquela
sino en la reacción esperada. Comienza con un parison que amplía el contenido
de la esquela y dice en epifrasis “viola”
(Síncopa de violeta y símbolo de fúnebre) y “macabras grafías” que el mensaje está relacionado con la muerte o
la inutilidad de las palabras, lo que vuelva a apoyar la tesis de la sangre
muerta. Luego espera que el contenido conmueva a la destinataria de un frío
corazón y aún más fríos ojos azules que desbordan desdén hacia el autor de la
esquela. No explicaremos en detalle los tropos, pero hacemos notar que, al
referirse a la destinataria, no utiliza el azul simplemente, sino que dice “azur” y “zafiro”. El primero es la denominación del azul en la heráldica y el
segundo es la piedra preciosa asociada a dicho color. De esta forma nos sugiere
el posible abolengo de la destinataria, e indirectamente su propia condición
plebeya, porque la denominación de los colores cuando a él refieren es llana.
El primero de los tercetos implementa un percontatio, ya que el autor de
la esquela, se contesta, y afirma la imposibilidad de una solución, así su
amada se conmueva. “Mas imposible que tu
casa ceda”. Acá “casa” es
metonimia de “linaje” o “familia”. Luego el 2do verso “en el oro brillar de los escudos” hay una antanaclasis: “escudo” como símbolo de abolengo y cómo sinécdoque
de “dinero”. Este verso completa el parison, si los primeros dos hablaban de
las palabras del discurso que vimos son fúnebres, acá descubrimos la causa: el
desdén del abolengo o la riqueza respecto de los que no poseen. El verso 3ro
forma una unidad con el 1ro del 2do terceto, en principio se sugiera la
condición de gobernantes quizás políticos o empresarios ya que declara la
condición de “amo” y “soberano” del linaje de la destinataria (es consonante
con el color oro propio de la realeza). Concluye que lo máximo que conseguirá
son unos “sables rictus mudos” o sea
unas “negras muecas sin sonido” en alusión a una clara burla hacia la
pretensión desmedida del autor de la esquela. Se vuelve a usar el color de la
heráldica “sable” por “negro”.
Finaliza el poema con un retruécano que es también apóstrofe donde se opone
la esperanza (de verde plebeyo) a los sinoples deseos (verde heráldico). Estos
“sinoples deseos” son una nueva
antanaclasis que habla de la nobleza de los deseos que también podrían ser
carnales. Podría tratarse de una alegoría sobre la falta de esperanza para
dicha clase si reprime su sexualidad para no mezclarse con la plebe, o puede
que utilice la imagen de la sexualidad como simple mixtura de clases sociales.
Al reinterpretar el poema como un todo, ahora, que vimos verso por verso,
notamos la estructura subrayada por ciertas figuras y tropos. Lo primero es la
simbología cromática, en la que se apoya fuertemente. Ningún color nombrado es
meramente una cualidad sino un símbolo de otra cosa. Esta claramente denotados,
en cuanto se nombra algo relativo a la destinataria se lo asocia con un color
de la heráldica y en cuanto al autor de la esquela a un color plebeyo. Por otro
lado, las figuras de parison, paralelismo y retruécano marcan, por así decirlo,
el esqueleto semántico del poema. El primero: la define lo que se dice y la causa de la
negación, lo segundo: en qué espíritu se escribió y el último cuales son las
consecuencias de la negación. Es claro que la alegoría habla de la
imposibilidad del amor (aunque nunca lo nombra y podría tratarse del respeto o
de la concesión de algún derecho) entre clases sociales distintas, y ve en la
tozudez de la segregación la futura decadencia de la clase alta. No queda claro
si la diferencia de clases se basa en el abolengo o en el dinero, deberíamos
suponer que es en esto último en función del orden de nuestra época, así que se
trataría de una crítica a la burguesía. Se sugiere, con la recurrente mención
indirecta del abolengo, que la burguesía ha sustituido a la antigua nobleza en
la práctica. Apoyamos esta interpretación en aquello de: “soberana y ama”.
Hasta acá nuestras conclusiones son de orden individual, pero nada nos
impide ver en la alegoría una descripción de lo universal por lo particular, ya
que habitualmente la poesía opera así. De esta forma, podría contener otra
dimensión nueva, lo que nos permite conjeturar que este sea un poema sobre el
Anarquismo, porque asocia el rojo y negro de su bandera con la sangre, es decir
la herencia recibida. Más aún: parafrasea la famosa frase de Proudhon: “Sin amo ni soberano” expresándola desde
el punto de vista del dominador, quizás irónicamente. En tal caso, hablaría de
la imposibilidad de la clase burguesa dirigente de satisfacer las demandas de
la clase baja, y vería en ello su decadencia.
¿Ehhh?, un momento… Nuestro autor critica duramente la exégesis. Dice
que escribió sobre un pedido de una muzza de jamón y morrones, que hizo por
teléfono leyendo un volante medio roto en blanco y negro de la pizzería de la
vuelta. Tenía apuro porque estaba muerto de hambre, y esperaba que el pizzero
saque rápido la “especial”. Lo del abolengo es porque la dueña es una gringa
estirada de ojos azules que ni saluda. Qué la única anarquía se armó cuando no
encontraba los pantalones para abrirle al pibe de la moto que trajo la pizza. Lo
de la esperanza verde y eso es porque no tenían pizza de rúcula. Agrega que: la
mejor metáfora es “esquela” por “papelito donde anotan los pedidos”. Esto es lo
que suele pasar en el terreno de lo simbólico: todo puede ser cualquier otra
cosa, basta un exégeta con una imaginación a lo Freud o un poeta con la
imaginación de una tortuga…
El capítulo que viene hablaremos de la temática que puede abordar el
soneto.
Epílogo
Por final de este capítulo te dejo un magistral soneto de Borges del
siglo XX sobre el ajedrez:
Ajedrez I
En su grave rincón, los jugadores
rigen las lentas piezas. El tablero
los demora hasta el alba en su severo
ámbito en que se odian dos colores.
Adentro irradian mágicos rigores
las formas: torre homérica, ligero
caballo, armada reina, rey postrero,
oblicuo alfil y peones agresores.
Cuando los jugadores se hayan ido,
cuando el tiempo los haya consumido,
ciertamente no habrá cesado el rito.
En el Oriente se encendió esta guerra
cuyo anfiteatro es hoy toda la Tierra
Como el otro, este juego es infinito.
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