Introducción
Haremos una breve explicación sobre la temática del soneto, más desarrollaremos
una breve técnica que puede ayudarte para la composición.
El tema del tema
Si recordás lo que dijimos en el Capítulo 1, el soneto admite una enorme
variedad de temas y tonos, pero jamás debe caerse en la trivialidad o en lo excesivamente
prosaico.
También habíamos dicho que un soneto se parece a una obra de teatro o
una novela, ya que interpreta el tema en tres partes: introducción, un
desarrollo y un desenlace; lo que no quiere decir que deba contarse una
historia. También puede verse como una especie de teorema poético, que consta
de una hipótesis, un tesis y un demostración.
Recordemos además que el tema se desarrolla en los cuartetos, los tercetos
ameritan una reflexión y una conclusión del tema con un final a toda orquesta.
Por lo tanto, lo primero a plantearse es de qué vamos a hablar, Luego en
que tono lo diremos: severo, irónico, romántico, burlesco, etc. En todo caso
debería hacerse de una manera original y esto no se trata de poner bellas
palabras o tan complicadas que hace falta ir al diccionario o sobrecargarlo de imágenes
cursis; por el contrario, cuanto más sencillo y profundo sea, ganará en elegancia.
Tampoco debe ser aburrido o excesivamente económico, debe dar ganas de escucharlo
hasta el final.
Podemos valernos de figuras retóricas y cierta extrañeza sintáctica, sin
abusar de ello, para darle una forma realmente poética.
Podemos utilizar la rítmica y la rima para conseguir los climas más
apropiados, donde colorear más fuerte y donde más suave, dónde emular una marcha
a toda velocidad y donde imitar un rio rumoroso.
Por supuesto que el soneto puede ser terreno fértil para la
experimentación y que así sea es lo que permite que siga vivo, sino todos
compondríamos como Góngora o Quevedo, pero te sugeriría que lo hagas luego que
domines la técnica, es decir luego escribir al modo tradicional cerca de un
poemario. Después vas a sentir que salen solos, que componés un endecasílabo
perfecto sin necesidad de medirlo. Una vez en este punto hacé todos los
experimentos que quieras, desde lo técnico hasta lo temático. Hago siempre
hincapié en esto por dos motivos, el primero: es que para romper las reglas
primero hay que conocerlas a fondo; el segundo y más importante: que de otra
forma te vas a perder el placer enorme que implica componer como lo hicieron
los grandes.
Un método al auxilio
Todo esto es muy lindo, pero: ¿por dónde empezar? Te proponemos, ahora,
un sencillo método que te ayudará en estas lides. De forma alguna lo tengas por
absoluto, más bien adaptalo a tu forma de trabajo, o si no te gusta, buscá otro.
Esta técnica propone:
1. Determinar
el tema: Reflexioná sobre un sueño, deseo, idea, imagen, situación o
sentimiento, lo que pretendas que sea el tema del soneto.
2. Buscar
palabras eje: Pensá las palabras más importantes del soneto. Buscá
sinónimos o palabras relacionadas de alguna forma con ellas. Arma una lista con
las palabras eje y sus relacionadas.
3. Determinar
la estructura semántica: Ubicá las palabras eje, en relación a cada parte
del soneto: introducción, desarrollo, reflexión y conclusión, de forma tal que
quede la estructura semántica principal de los 14 versos. No olvides de pensar
que patrones rítmicos vas a usar en función de los climas que querés obtener en
cada parte. Pensá que esto es la estructura material y conceptual del soneto,
una especie de plano poético, cuando mayor calidad tenga mejor será el
resultado final.
4. Armar
prototipos de verso: Escribí frases no muy extensas, utilizando palabras que
rodeen a las palabras eje de antes. Estos serían distintos prototipos de los
versos, conviene que armes varios por verso, así tenés mayores posibilidades de
elección. Si querés dejar la presencia de la palabra eje, pero sin que esté,
utiliza las palabras relacionadas o sinónimos.
5. Aproximarse
a la medida: De los prototipos, elegí uno que te guste. Pasalo por el
analizador, medí su métrica y ritmo, tratá de llevarlo cerca de la medida utilizando
las licencias poéticas, sino sustituí palabras, aunque no hace falta ser tan
estricto todavía.
6. Rimar:
Cuando tengas los versos cercanos a la medida, trabajá la rima siguiendo alguno
de los patrones que vimos. Es posible que reordenando los versos o buscando palabras
sustitutas logrés la rima. También podés valerte de los diccionarios de rima
que existen. Hay varios muy buenos online.
7. Añadir
figuras poéticas: Toma los prototipos y aplicá figuras poéticas o tropos, o
dale alguna variación a la sintaxis coloquial para hacerlos más interesantes.
8. Refinar
el poema: Seguí refinando el soneto, en tanto su rima, ritmo y métrica.
Trabajá los nexos sintácticos y conceptuales para relacionar mejor los versos.
9. Probar
el resultado final: Al final lee el soneto en voz alta, tratando de dar
pausas, inflexiones y matices para que concuerden con lo que querés expresar.
Seguí refinando hasta estar conforme. Expurgá toda cursilería, exceso de
literalidad o cosa que no te cierre.
10. Darle
tiempo: Dejá descansar el soneto un tiempo para tomar distancia, porque se
produce una especie de enamoramiento pernicioso. Suele pasar que un verso que
te parece genial, no lo es tanto y errores que no percibiste aparecen en toda
su dimensión. Refiná nuevamente, recordando guardar las versiones previas, porque
suele suceder que algunas correcciones son peores que el original. Sí podés,
probalo en vivo para ver la reacción del público antes de darlo por terminado.
Y así hasta quedar satisfecho, a pesar que Borges haya dicho: “una publicación es un borrador que uno se
cansó de corregir”, o algo parecido…
Algo de práctica
Llevemos el método a un ejercicio práctico y pongamos manos a la obra
para hacer nuestro primer soneto:
1. Determinar
el tema: Ya que es un curso de sonetos, hagamos uno sobre algún aspecto del
soneto. Podemos “reutilizar” el título de curso, no creo que el autor se queje,
y de paso ya tenemos los dos primeros versos. Podemos pensar en el ritmo
2. Buscar
palabras eje: Bueno claramente “soneto”, “endecasílabo”, “morir”, “rima”,
“ritmo”, “métrica” y como el título es una pregunta indirecta; podemos pensar
en “repuesta”, y ya que estamos en “curso”. Si le buscamos sinónimos y
relaciones.
·
Soneto: poema, poesía, poeta, inspiración,
Parnaso
·
Endecasílabo: métrica, monosílabo, etc.
·
Rima: consonante, asonante
·
Ritmo. enfático, heroico, melódico, sáfico,
sílaba, sexta, décima, pausa, cesura
·
Pregunta: respuesta: contestación, refutación
·
Curso: Texto, tratado, explicación, maestro,
estudio
·
Morir: agonía, sacrificio, imprudencia,
cansancio
3. Determinar
la estructura semántica: la estructura sería
·
Introducción: Acá se plantea el primer cuarteto.
Como los dos primeros versos preexisten tomamos sus palabras clave (Soneto,
morir), en los otros dos podríamos anticipar una respuesta al problema que es el
estudio (respuesta, curso, etc.)
·
Desarrollo. El segundo cuarteto, desarrolla una
explicación más amplia, como la rima nos restringe un poco podemos pensar el
soneto con un heptasílabo y un tetrasílabo, que podemos usar para rimar. Quizás
necesitemos usar el primer terceto porque nos queda el tema de los distintos
tipos de ritmo (enfático, heroico, melódico, sáfico, etc.).
·
Reflexión: es el segundo terceto se produce una
reflexión. Podíamos contraponer el sacrificio (agonía, cansancio, dolor) con el
premio (Poesía, Poema, Parnaso)
·
Remate: en el último verso del soneto, algo que
mencione al tema del poema (ritmo, soneto, rima)
Respecto
del ritmo, el melódico (3ra, 6ta y 10ma) será apropiado, sin ser muy agresivo
ni pasivo, suena suave y armonioso, ideal para una explicación o regla
nemotécnica.
4. Armar
prototipos de verso: Bueno esto es un trabajo extenso, hagamos un par de
ejemplos, para abreviar. Tomemos del primer cuarteto los dos
versos finales, pongamos sus palabras eje (respuesta, curso) y completemos:
·
Prototipos Verso 3: Una respuesta a todas las
cuestiones/ La respuesta no es corta ni sencilla/ No se puede expresar en una
palabra.
·
Prototipos Verso 4: No alcanza un curso/
Requiere un tratado/Hay que hablar mucho.
5. Aproximarse
a la medida: Tomemos nuestros prototipos del verso 3 y pasémoslos por el
analizador:
Bien,
metimos dos de tres y uno con ritmo melódico (prototipo 2). El verso 4 es más
peliagudo porque se nota que ninguno da la métrica: ahora si agregamos frases
como “además”, “al contrario”, “sin embargo”. Estaremos más cerca y tendrá algo
de sentido. Veamos que nos queda:
Está
mucho mejor y el prototipo 2 es melódico. Ya tenemos nuestros candidatos.
6. Rimar:
Acá viene la cosa… Normalmente el soneto, como todo poema rimado, no da mucha
libertad; uno está atado a la tiranía de fonética, pero, cuando compone
sólidamente, el asunto suele simplificarse. Sabemos que el tercer verso debe
terminar en “sílabo” y el cuarto en “ir”. Hagamos una lista de palabras
candidatas, podemos usar un diccionario de rimas si no estamos muy inspirados:
·
sílabo: monosílabo, parisílabo, bisílabo, etc.
·
ir: devenir, decir, seguir, partir, etc.
bien,
sustituimos “ni sencilla” por “monosílabo” y queda el tercer verso: “la
respuesta no es corto monosílabo” para concordar el género cambiamos “corta”
por “corto”. El cuarto se nos complica más, la palabra tratado no puede ser
sustituida, salvo por una idea afín, en tal caso sustituiremos “requiere” por
algo afín podíamos usar “seguir” de nuestra lista, arreglando el verso “al
contrario un tratado he de seguir”, queda bastante bien el sentido y es un
endecasílabo melódico. Quedaría nuestro primer cuarteto:
Cómo hacer un soneto sin morir
En virtud de ejercicio endecasílabo
La respuesta no es corto monosílabo
Al contrario, un tratado he de seguir
7. Añadir
figuras poéticas: Bueno aquí afortunadamente tenemos algunas nacidas espontáneamente,
y como queremos un poema sencillo, fácil de recordar, trataremos de evitar, en
la medida de lo posible, la sintaxis muy complicada o sobrecargada, porque los
dos primeros versos aportan de por sí cierta extrañeza. Viendo nuestros dos
versos, observamos que el tercero hay un pleonasmo (expresión superflua que
está contenida en la definición de otra del mismo verso o cercana) en “corto
monosílabo”, la característica del monosílabo es ser corto justamente. Sí
embargo cumple su función poética al oponerse a “tratado”, asociado a la idea
de largo, en posición silábica similar del verso de abajo. De esta forma los
cuatro versos forman un núcleo conceptual muy fuerte en torno a la importante
sexta sílaba en dos pares (soneto/ejercicio y corto/tratado). Respecto del par
corto/tratado genera una figura de antítesis (figura que consiste en contraponer
dos expresiones que tienen significados contrarios) que forman los dos versos,
anunciada por la expresión “al contrario”. Con esto quedamos bastante conformes
por ahora.
8. Refinar
el poema: Bueno, acá juega mucho el gusto personal, así que todo lo que
haga será bastante discutible, pero vale como ejercicio. En principio podríamos
añadirle puntuación. Los dos primeros versos quedarían mejor como pregunta
directa que con indirecta. De paso, queda bien expuesta la figura de
percontatio. Luego, el uso de la primera persona en “he de seguir”, está un
poco descolgado para lo que es una enunciación de reglas, que usa más bien el
impersonal. Me gusta más la expresión “por contrario”, que “al contrario”, me
resulta menos ramplona. Bien con estos considerandos el cuartero nos quedaría
así:
¿Cómo hacer un soneto sin morir
en virtud de ejercicio endecasílabo?
La respuesta no es corto monosílabo,
por contrario, un tratado hay que
seguir.
9. Probar
el resultado final: Bien, lo leemos en voz alta, entonces. Creo que queda
bastante bien; al menos fluye, lo que no es un secreto ya que trabajamos el
ritmo desde la composición.
10. Darle tiempo: Bueno, ahora mismo no disponemos,
por lo que puede que para el curso que viene cambié el poema. ¡No se asombren
si eso pasa! Lo que sí, nuestro autor completó los restantes diez versos y
nuestro soneto/lección quedó así:
¿Cómo hacer un soneto sin morir
en virtud de ejercicio endecasílabo?
La respuesta no es corto monosílabo,
por contrario, un tratado hay que seguir.
Con acento la sexta debe ir
de primer hemistiquio heptasílabo
y resulta el segundo tetrasílabo,
mas se debe cesura de omitir.
Siendo heroico, melódico, de Safo
o en la búsqueda enfática del clima
en las cuatro primeras nace el grafo
-qué descubre el Parnaso ya su
cima-
y, aunque el dedo aterido quede gafo,
consonante, a su ritmo, pide rima.
Te animo que, como ejercicio, lo analices, según vimos en el curso y
hagas tu propia versión mejorada; no te costará mucho pues nuestro autor es más
bien medio pelo. Quedan muchas cosas por decir del soneto, pero no será en este
curso que aquí termina, te animó a seguir investigando . Sólo te dejo como último
pensamiento que el resultado final depende de cómo empezaste, ya como te dije
al principio:
Un buen soneto comienza por unos conocimientos sólidos.
Epílogo
Para finalizar, este curso, te dejo el segundo soneto de Borges que
concluye la serie del ajedrez, ya haciendo de este un juego universal paradojal
y metafísico:
Ajedrez II
Tenue rey, sesgo alfil, encarnizada
reina, torre directa y peón ladino
sobre lo negro y blanco del camino
buscan y libran su batalla armada.
No saben que la mano señalada
del jugador gobierna su destino,
no saben que un rigor adamantino
sujeta su albedrío y su jornada.
También el jugador es prisionero
(la sentencia es de Omar) de otro
tablero
de negras noches y de blancos días.
Dios mueve al jugador, y éste, la
pieza
¿Qué dios detrás de Dios la trama
empieza
de polvo y tiempo y sueño y agonías?
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